martes, 23 de junio de 2009

Martes 23 de Junio 18 : 05

Desde hace un tiempo a esta parte el hombre a generado tecnofobia frente a la tecnología (generalmente generando miedo). En tal proceso el hombre arranca con la perorata del alma, dios, la imperfección, el libre albedrío, de fulbo (hay gente que siempre habla de fúbol), de la naturaleza, de Frankenstein (aunque generalmente hablan del bicho creado por Frankenstein), de los bonitos de los errores (esto comparto), y patatin y patatan (en esto también comparto).
Frente a la gente que habla de esto se le opone gente que habla de negar al fúturo, la edad media, la iglesia, la vida cómoda, la modernidad, los relojes, de fútbol (no es patrimonio del otro bando), de Newton, de la rueda, los margenes de error, del Challenger (que explotó) de otras cosas y de otras cosas distintas a las otras cosas anteriormente dichas.
Yo tengo una relación extraña con la tecnología, no soy de esos tipos que se niegan a hablar por teléfono, porque no le gusta hablar por maquinas, pero cada dos por tres señalo un aparato acusándolo de ser el diablo. La cosa es que soy partidario de los errores, mis éxitos muchas veces se dan por ellos, las cosas me llevan mejor con la modernidad que con la virtualidad (dicho brevemente).
La cosa que yo quiero hablar es: que encontré el símbolo de los tiempos crueles que nos han tocado. El aparato destructivo es el aire acondicionado, pero no el viejo, el de ahora, el que también calenta. El problema es que ahora siempre estamos afectados por un aparato del clima, siempre tendremos 21 grados. Parecemos que nunca vamos a confiar en el clima, no confiamos en la realidad, no nos arriesgamos a lo que pueda deparar el mundo. ¿Por qué nos perdemos el frio y el calor? ¿Qué nos hicieron? ¿Acaso hay algo mejor que calentarse en invierno y refrescarnos en verano?. Tengo el miedo de que dejemos de sentir con el tiempo y dejemos de sentir el tiempo. Miedo de perder con el tiempo al tiempo y perder las palabras del tiempo, con el tiempo (valga la redundancia). Este es el poder de anular al mundo, prohibido sentir por miedo a perder.

La gente habla, yo prendo mi antorcha y apronto mi horquilla, no para mata a Frankenstein sino que para venderlas por Internet.

1 comentario:

el Director dijo...

Bueno, interesante razonamiento, dejeme decirle que a mi también me rompen un poco las bolas los artilugios destinados a negar el clima, sin ir más lejos en el edificio donde yo vivo hay claefacción central tipo vieja y en pleno invierno de noche hay que dormir en el balcón porque sino uno siente que está siendo achicharrado por una especie de spiedo edilicio.

Además, de las aves que vuelan prefiero al chancho