viernes, 9 de enero de 2009

Viernes 9 de Enero 13 : 07

Si bien ayer supe dejar lo de ese día para otro, hoy voy a saber hacer aquella cosa que no hice ayer, y que ayer supe decir que no lo iba a hacer hoy porque lo iba a hacer mañana. Ese mañana que ayer supe decir que es el día de hacer eso es por lo tanto hoy, día que no sabré decir que lo que iba a hacer ayer lo haré mañana, día que sabré decir que lo de ayer se hizo ayer, aunque ayer hice lo que dije que eso era perteneciente a ayer.
Si bien ayer hable de una llamada de teléfono, debería haber hablado de la génesis del mal (buah jah jah)

Ayer supe escuchar que todas las civilizaciones ubicaron a sus dioses en las estrellas y no en el centro de la tierra. Eso no se que tan cierto es, sin lugar a duda es cuestionable, podría invocar al nombre de Gaia. Pero vamos a hacer como si fuera cierto, lo cual es verosímil, por una cosa muy sencilla y a eso voy. Tememos a lo que desconocemos, y no en el sentido choto de la discriminación, tememos a la potencialidad de algo más que a ese algo. Afrontar un bicho puede ser siempre más sencillo que afrontar a la oscuridad que oculta a ese bicho, en la oscuridad puede pasar todo, ya que no la vemos.
El vació, el desconocimiento, el silencio y la oscuridad tiene la ventaja de que cada cual hace su propia concepción de tiempo y lugar y de posibilidad, ya que ahí se puede esconder aquello que nosotros le tenemos miedo. Cada cual pone lo que le gusta, o mejor dicho lo que no, puede ser cucos, hombre de la bolsa, soledad, el comunismo o quien sea, eso se crea en la oscuridad.
Las estrellas no nos ocultan nada, están desnudas y lejos ante nuestra mirada, en cambio en el subsuelo, morada de belcebu, todo esta oculto, puede haber muchas sorpresas y eso no nos gusta.

Mañana sabré decir que todo esta hecho, por lo menos lo de ayer, y lo que ayer decía que supo decir que era de ayer pero sera de mañana.

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