Voy a contarles una historia : "Un par de personas se encuentran en un café : una dice algo sobre la comida y la otra no le contesta porque se ha atragantado con algo, posiblemente un canapé. Esto hace que corra un mozo a socorrerla , pero se tropieza con algo, posiblemente un canapé."
Eso es lo que yo pienso de la vida, siempre hay canapés o canapeces que nos trancan, a veces son canapés de frutas o quesos y a veces son canapés hechos de prejuicios.
Trayendo otra entrada al humor, voy a traer una que viene de la mano de los prejuicios.
2.2 Formas de presentación, uso violento de la sorpresa, la mala palabrota.
Las groserias tienden a ser graciosas, especialmente en el formato de la narración informal, no tanto en cosas más estructuradas o pensadas. Si volvemos a la estructura malévola del trípode, la mala palabra se basa en la vergüenza, especialmente en rotura de lo socialmente correcto. Y de la mano de esto viene la sorpresa, o sea que trae sorpresa el hecho de romper con lo socialmente correcto
Todo depende del contexto, si esta todo bien con la mala palabra, no es graciosa. Se podría decir que el humor de mala palabra necesita de una barrera para poder saltarla.
Volviendo a lo primero, esta mala palabra es usada para sorprender, porque rompe la tranquilidad. Es, volviendo a lo básico, poner una palabra de un léxico en otro léxico, es el plop! de condorito, mejor dicho es lo que provoca el plop!. Solo pensemos en un gaucho en una iglesia, en un gallego en un psicoanálisis o en un niño ingenuo repitiendo algo que escucho.
Poner algo en donde no va, pero sorprendiendo al romper las barreras de lo socialmente permitido, barreras provocadas por la vergüenza.
Pero, si es esperable, o injustificada es demostración de desesperación, ergo, la mala palabra sirve solo si no es común usarla.
La vida mejor dicho es como un canapé, pero de esos feos que nadie se come.
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1 comentario:
Pero además la mala palabra tiene el valor de ser revulsiva o revolucionaria.
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